lunes, 4 de agosto de 2008

Cambio de vida

Entrelazó los dedos sobre la mesa, y viéndome fijamente, continuó con su historia.
- Si bien mi padre técnicamente no me corrió, el problema ahí fue un choque de orgullos. Él me dijo muy claramente que podía volver a la casa... Una vez que hubiera cortado con Gerardo. Yo no estaba dispuesta a ceder, así que estuvimos viviendo juntos algunos meses, hasta que decidimos casarnos. Pero como te dije, a pesar de mi pasado familiar, no estaba hecha para ser nomás el ama de casa. Gracias a la recomendación de mi pareja, conseguí un puesto de secretaria en los juzgados, comenzando desde lo más bajo. Sabía escribir a máquina, realizar ciertas labores secretariales y lo más básico de oficina, así que no me convertí en una carga para él.
Esbozó una media sonrisa. No había duda de que ella se sentía especialmente orgullosa de todo lo que había conseguido sola, y parecía en cierto modo demostrar que había triunfado frente a su padre.
- Pero por otro lado, mi intención no era quedarme ahí mientras él crecía en su carrera: Comencé a leer sus libros, a participar en conversaciones, a empaparme del ambiente... Bueno, sólo te diré que, en poco más de un año, sabía tanto de leyes como de procedimientos policíacos más que incluso muchos de los que llevaban años en eso. El principal problema era que, mientras no tuviera un título, seguía siendo la secretaria. Afortunadamente, todo lo que aprendí le sirvió bastante a mi marido, así que, cuando menos como pareja, fuimos creciendo muy rápido.

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