sábado, 26 de abril de 2008

Trabajo policiaco

Fue hasta el lunes siguiente que volví a verla, aunque yo aún seguía intrigado. Cuando llegué al trabajo, ella estaba en su escritorio, tomando notas, frente a una taza de café cuyo vapor era visible desde que uno entraba a la habitación.
- Buenos días Julio ¿Aún intrigado por lo del viernes?
- Pues honestamente, sí - Ya realmente no se sorprendía esa capacidad de observación suya, que a veces hacía a uno pensar que podía leer mentes - No sabía que trabajara también para la policía.
Ella rió de forma abierta,estridente, pero con una risa clara y cristalina.
- No es exactamente que trabaje con ellos. Es que siendo más joven, estuve como secretaria en un Ministerio Público, y de ahí, me hice de algunas amistades. A sí que digamos que sólo ayudo al Comandante Ortega cuando él se topa con algo que lo intriga demasiado.
- Algo así como un Batman
- No exactamente - volvió a reir, divertida - Yo prefiero verme como otro personaje distinto - Se levantó y tomó un libro pequeño de su librero, y me lo dio en un solo movimiento. El título era El Estudio en Escarlata - Leelo, te lo regalo. Te va a gustar.
A partir de ese día, Isabel pareció tomarse un especial interés en educarme, regalándome o prestándome libros de los más diversos, y aprovechando los pequeños momentos durante el trabajo para comentarlos. Si he de ser honesto, al principio los leia por obligación, como una parte del trabajo. Pero después, comencé a tomarle el gusto.
Durante toda la siguiente semana, con todo lo que había por hacer, realmente olvidé todo el asunto del Comandante Ortega, pero el siguiente martes, tendría ocasión de ver qué tan profunda era la ayuda que Isabel le proporcionaba a su amigo.

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