martes, 17 de junio de 2008

Conociendo a Isabel Betancourt

La siguiente semana, mi trabajo se centró un poco más en la cuestión bibliográfica. Fue precisamente en uno de esos días que fui conociendo un poco más a mi jefa, y de las curiosas circunstancias de su pasado. Uno de esos días, mientras acomodaba una serie de libros legales - de los cuales, dicho sea, no entendía yo ni una palabra - di con un recorte de prensa algo viejo. Era sobre la entrega de un reconocimiento a un magistrado, al parecer, alguien importante, por sus años de servicio. Considerando el cuidado que tenía Isabel en archivar los recortes que eran importantes en alguna de sus investigaciones, se me hizo raro que estuviera guardado con esa falta de cuidado, por lo que decidí verlo directamente con ella.
- Isabel - le pregunté, poniendo el recorte en su escritorio - encontré ésto dentro de un libro, quería ver donde lo archivo.
Su reacción me resultó en extremo sorpresiva: Tomó la hoja y la estuvo viendo con un cuidado extremo, y pude notar que la expresión de su rostro se hacía algo más melancólica. Dejó escapar un profundo suspiro y lo dejó sobre el escritorio, meditabunda.
- Hay un álbum fotográfico en ese librero - me dijo señalándolo, pero sin dirigirle la mirada - en la última repisa. Pásamelo por favor.
Me resultó un poco extraño, pues ella no acostumbraba archivar ese material en álbumes, pero preferí no decirle nada, y simplemente pasarle lo que me pidió. Lo abrió con lentitud, pasando cada página lentamente, deteniéndose en diversas fotos. Todas ellas eran de sí misma, con el mismo hombre del recorte. El que una de ellas fuera una foto de bodas me permitió sacar mis conclusiones: era su marido. Tras de unos momentos, acomodó el recorte de periódico prólijamente en una página vacía, y cerró el álbum lentamente.
- Bueno Julio, toma asiento. Imagino que tienes algunas preguntas, y quiero pensar que, si de algo ha servido el tiempo que has estado trabajando aquí, ya habrás sacado tus propias conclusiones. Así que primero oigamos tu teoría, y luego conversamos.

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